SEGUNDA SALIDA DEL PROGRAMA FAMILIAR
Lluvia, nubes, animales y mucha diversión
Esta segunda salida del programa de Voluntariado Familiar ha sido totalmente primaveral. ¡Hemos vivido un sinfín de situaciones que merece la pena recordar!
Como ya sabéis, ahora el programa lo tenemos que dividir en tres fines de semana, por lo que ya hacía un mes que los familiares y los niñas y niñas de las residencias no se veían. Sin embargo, esto únicamente hizo que aumentaran las ganas y la ilusión por que llegara el día.
Y el día llegó. “Ya he visto a mi familia” comentaba uno de los menores cuando se bajaba del mini bus. El momento del reencuentro es uno de los más bonitos de estas salidas, es algo mágico.
Las familias están tan ilusionados como los peques, les preguntan todo lo que se les pasa por la mente, intentando que el tiempo transcurrido ni se note porque tanto unos como otros se sienten muy cómodos juntos. Las actividades comienzan enseguida. Primero, hay que dividirse por grupos para mantener las distancias y todas las medidas pertinentes, y cada grupo empieza por una actividad.
En esta salida, tuvimos muchas actividades diferentes y, en función del tiempo, fuimos adaptándonos. Por ejemplo, tuvimos un taller de reptiles en el que aprendimos cómo las serpientes mudan la piel, incluso pudimos tocar la serpiente o ponérnosla alrededor del cuello. ¡Los peques son unos valientes!
En el huerto pudimos probar algunas plantas, vimos muchos animales: como burros, vacas, cerdos, gallinas, ciervos, pavos, ovejas… Aprendimos las diferencias entre las aves nocturnas y diurnos… También pudimos ver pollitos y patitos pequeños, tocarlos y aprender qué cuidados necesitan…
¡Incluso nos llevamos un recuerdo de una huella plasmada en arcilla hecho por nosotros mismos!
También tuvimos tiempo para jugar, tiro con arco, tirolinas… Los días en la Granja del Ayer estuvieron llenos de momentos para el recuerdo, aventuras compartidas, un montón de actividades lúdicas y mucha diversión.
Después de la comida, los peques tuvieron tiempo libre con los familiares. Jugaron a juegos de mesa, hicieron manualidades, tik toks, todo tipo de actividades, incluso jugaron al pin pong. La relación que se forja en estas salidas es tan especial que los menores de las residencias acaban cuidando o enseñado a jugar a los más pequeños de las familias. ¡Se producen momentos que son auténticamente maravillosos!
El día terminó con la despedida deseando volver a verse en la siguiente actividad. Tanto los menores de las residencias como los familiares acaban el día exhausto después de tantas actividades, pero llenos de una energía inexplicable, algo que debe sentirse, es una especie de magia que lo envuelve todo.